sábado, 17 de abril de 2010

Qué sería de la noche


Qué sería de la noche
si agitaran las ánforas
y sus hollines sacros.
En qué poema brillarían
los frágiles países
de las luciérnagas.
En qué voz yacería
la gravedad hermosa
de las constelaciones.
Qué oscuridad cabría
en tan vasto silencio.
Aullarían los lobos su llanto alejandrino.
Recordaría el viento
las notas de sus himnos,
el arpa de sus árboles.
Entendería el rocío su destierro.
Navegarían los sueños sin la tímida
brújula de los astros.
Menstruaría la vida
sin la luna. Atacarían
los zorros a las débiles
aves.
Hubiera Luis Rosales
respirado, sereno,
al llegar
y encontrar
la casa ya encendida.
Dónde se engarzarían
los búhos a espiar. Dónde
descansarían las sombras de su
peso.
Dónde podría el poeta proteger
las palabras
que van a revolcarse sobre la madrugada;
palabra en madriguera con todos
sus cachorros
palabra despertar con ilusiones
nuevas
palabra olvido
con espacios
en blanco
palabra donde el sol vierte todo
su oro
palabra humillación
donde arrolla una
lágrima
palabra que bosteza
como un bebé
y sonríe.