viernes, 29 de junio de 2012

Frío

Sensaciones gélidas



Frío en el futuro de las especies jóvenes que no alcanzan cielo suficiente ni caminos dispuestos a facilitarles su firme ni sus fronteras. En lo profundo de los hombres que apenas recuerdan cómo es el fácil funcionamiento de su corazón, su bombeo constante en torno al péndulo de la salud y la armonía. Frío en las largas avenidas de este año bisiesto y acobardado. En sus esquinas hogar. En sus arboledas dormitorio. En sus alcantarillas refugio.


Frío en las salas de máquinas de los palacios de los artífices del mal y los agravios; en sus recetas con óxido de maldiciones y pólvora de las calumnias. En sus panes de hambre y egoísmo. En sus innecesarios productos ulcerados, mordaces como un turbión de cicuta y carcoma. En los vergeles que cercan sus vistosas fortunas, sus elevados negocios y promiscuos. Frío en los trébedes de la desesperanza donde se lavan muy de mañana los muchachos de las trincheras y las nodrizas que baldean los restos de la leucemia que arroya de los cadáveres impúberes. En los cuarteles donde dictaminan los eufemismos del exterminio, las alegorías de la maldad y las sinuosidades de la prepotencia y el desdén.


Frío en las arengas cotidianas de los que ocultan la verdad que manipulan como uno más de sus embustes, en los razonamientos de los insensatos abundantes, en las propuestas de los ignaros entronados, en sus aserciones alfanjes. En la desigualdad que fomentan desde que el sol se enciende sobre la Tierra, en la docilidad con que se acercan antes de disparar muy a conciencia.


Frío en las iglesias y estancias en las que rebosa el oro ingrato. En las viseras de los pordioseros. En los cuartos de los manicomios y en sus paredes arañadas por la certeza y la rebeldía desatendida. En las escudillas que mojan los labios de los rumores en cada una de sus rotaciones. En los exuberantes lupanares donde se fornica a cambio de carmín y asco. En sus biombos enmarcados con el abuso y humillación.


Frío en las regiones endebles como una promesa, agónicas como la floresta, extintas como el campesinado y el alforjero y el leñador, relegadas como el marino y el carbón, como la alfalfa y los porqueros. Frío en sus fincas enfundadas en débitos y precintos. En sus demarcaciones indefinidas y desgarradas. Frío en la realidad y en la fábula. En las miradas de los que se cruzan en el frío de la alborada. Frío en las cenas y en sus mesas desoladas. En las sábanas y en los sueños y en la confianza y en la sangre, frío.

(La Nueva España, 27-06-2012)

sábado, 23 de junio de 2012

La poesía de Aurelio González Ovies en el Centro Español de Querétaro (México)

El Centro Español de Querétaro, con la coordinación de Juan José Téllez Ortega,  se complace en presentar en México una selección de la poesía de este asturiano universal, en la voz de la escritora mexicana María García Esperón, que ha convertido en uno de los más importantes objetivos de su vida literaria la difusión de la obra de Aurelio González Ovies.


La crónica del evento en palabras de María García Esperón:

Desde San Miguel de Allende, algunos de los que asistiríamos a la presentación de la poesía de Aurelio González Ovies en el Centro Español de Querétaro llegamos, literalmente, bajo un arco iris
La emoción se hacía cada vez más grande, al llegar a la nueva sede del Centro y saludar a Juan José Téllez, quien se encargó de la organización y Arlene Nájera, que participó activamente en toda la planeación del recital, para comenzar a ver llegar a tantas personas que acudían a la cita con la Palabra que viene del Norte. Españoles y mexicanos que quedaron prendados por igual de la poesía de Aurelio,  asturianos y santanderinos que hicieron un viaje profundo a sus paisajes y verdades del norte de España, mexicanos arrebatados por la belleza, sencillez y hondura de la expresión de Aurelio.
María Constantino, Ángela García, Arlene Nájera y Juan José Téllez

Juan José Téllez leyó las palabras de presentación que enviara Joaquín De la Buelga en la mañana mexicana del 22 de junio, pintando al poeta de cuerpo completo, en su grandeza de creador que todos reconocemos y en su modestia y humildad, que todos admiramos.
Los cinco poemas de Vengo del Norte seleccionados hicieron la primera parte del recital y se hizo respiración de todos el alma universal de Asturias. Desde los primeros versos todos nos prendimos en ese pasaje a lo más hondo de la experiencia humana. Resalto la presencia de tres niños -alumnos de María Constantino- que escucharon la poesía con todos los sentidos abiertos, sin desprenderse ni por un momento de lo que en ese salón colmado de adultos ocurría.
La segunda parte, con los poemas de Aurelio más conocidos en España, se convirtió en confidencia, en plática de amigos muy queridos. Se dijo un poema en asturiano, Ubi sum, que colmó con su musicalidad cualquier apetencia de belleza. Lorenzo, un asturiano de Cangas de Onís casado con una soleadísima sonorense -Yo también vengo del norte... de México, me dijo ella sonriendo- me manifestó la sorpresa grata de escuchar hablar asturiano con acento mexicano.

Ybonne, de Sonora y Lorenzo, de Cangas de Onís.

Al término del recital por mi parte, se invitó a los asistentes a leer algún poema. Circularon los cuadernillo elaborados para la ocasión, y un ejemplar de Esta luz tan breve. La primera en leer fue Noemí, española de Santander, quien manifestó las emociones y remembranzas que había vivido escuchando la palabra del peota que viene del Norte. Arlene Nájera leyó Los panes y los peces y María Eugenia Moyers, gran amiga y directora del Círculo de Lectura Sor Juana Inés de la Cruz leyó Morir sin Medida... Y con el último verso de ese  poema, dimos por terminada esa reunión en torno a la palabra del poeta que viene del Norte que nadie nunca podrá olvidar:

De qué sino para esperar, 
que en todo hay esperanza




martes, 19 de junio de 2012

Preguntadme quién soy, de dónde vengo

Preguntadme quién soy, de dónde vengo.

Miradme solamente cuando no me veáis
y habladme si yo estoy delante.
La soledad es también un planeta
de silenciosos orgiásticos y frutos llenos
de agua. Si pudiera explicaros...


© Aurelio González Ovies
Voz: María García Esperón
Música: Einaudi
MMXII

miércoles, 13 de junio de 2012

Mar

El olor de la brea y el motor de las lanchas

Fotografía: António Amen

Entra lo mismo en ti que en un poema. Entra el silencio, la incertidumbre, asombro. Eres capaz de ser toda calma. De ser furia y gigante enarbolado. Superficie insondable y transparente. Llanura de negruras y misterio. Necesito ir a verte cada poco. No concibo la vida sin tu esencia. No me imagino el mundo sin tu cuerpo. Ni tus bravas mañanas del otoño. Ni los remos tremendos de la brisa. Ni los cíclopes faros de las costas. Ni la plata fugaz de las gaviotas. Necesito soñarte a menudo. Tocar tu indiferencia colosal. Mojar mi desazón en tus orillas. Adentrarme en tus formas. Descender a tu fondo.


Siempre a la vista como un hermano fiel. En mi infancia ocupabas los veranos. La luz, la candidez y algunos nombres propios. El olor de la brea y el motor de las lanchas. La sal sobre la piel adormecida. La breve consistencia de la espuma. El vértigo de tus acantilados. La infinitud de todos tus contornos. Siempre muy cerca, como un amigo cómplice, de nuestras tardes jóvenes, sin prisas. De nuestras noches vírgenes y hermosas. De la luna inflamada, su viso en nuestros ojos. Extensión del azul hasta el futuro. Anchura enamorada de los barcos. Si te escucho, me sabe todo a sed. Si te recuerdo, toco paz, paciencia y pozos.


Brazos que no se atisban, pero que amarran. Libro que no se escribe, mas emociona. Junto a ti y mi soledad jamás me sentí solo. Belleza en fuga desde el origen. Destino de los seres que zarparon. Ancla sonora del pensamiento. Libertad en pleamar, flujo de estelas. Cuanto más me distancio, más rememoro. Dentro de mí rugen tus oleajes. Eres trazo, perfil, reducto y linde. Te dibuja una estría, pero ocupas el todo. Tus derivas me amparan de mis derrumbes. Tus galernas me sirven para sintaxis. Tu inmensidad se funde en mis certezas: apenas significo cuando te nombro.


Diques que dan a la exactitud. Peñas que ignoran el deterioro. Cofre de donde surge la tez del alba. Abismo por el que surca lo que no somos. Amante de los marinos madrugadores. Encantadora del equilibrio de los delfines. Ruta de los relámpagos y del tiempo. Escapatoria de los ocasos y de la bruma. Corriente auriga de las borrascas. Fibra que pugna con los escollos. Fuerza que bate contra lo inmóvil. Firme que fluye con fe de náufrago. Mar poderosa, mar aplacada, mar dominante e inexpugnable. Echo de menos tu voz de hembra, tu brío de hombro.

(La Nueva España, 13-06-2012)


domingo, 10 de junio de 2012

Esta puerta es el tiempo

Esta puerta es el tiempo
que no va a ningún lado:
azul como la música que nos recuerda
un poco las ganas de llorar,
hay un hombre sentado
que piensa para siempre
y unas letras que dicen
que Toni amó a Teresa.
Hay una fecha clavada en las polillas
y un domicilio ausente
en un rostro de madera.

La vida es esa boca
redondeada con tiza.



© Aurelio González Ovies
Voz: María García Esperón
Música: Einaudi
MMXII

jueves, 7 de junio de 2012

Otras veces veníais

Otras veces veníais, aunque no fuera
agosto,
a encalar vuestra ausencia
y ventilar los cuartos del invierno.
Llegabais los domingos
en un seiscientos blanco -un recuerdo
que apenas sube ya las cuestas de mi mente-.
Eran días distintos, vosotros lo sabéis,
días con un sabor sin marca
que ya no vende nadie,
inusitados gestos en vuestros rostros
niños por detrás de los árboles.


© Aurelio González Ovies
En presente
Voz: María García Esperón
Música: Einaudi
MMXII

lunes, 4 de junio de 2012

El sueño creador

Sospecharse en los versos,
cerrar el libro.
Una mirada sólo,
una luz débil
y llorar de belleza
al ver cómo la brisa
mece
levemente
las rosas
y parece que un sueño
las inmortalizara.


© Aurelio González Ovies
Nadie responde
Voz: María García Esperón
Música: Spheeris
2012