sábado, 22 de septiembre de 2012

De ahora hasta después



Desde ahora hasta después es igual que decir siempre o tal vez ya nunca más o quizás un imposible. Puede acontecer un siglo, proclamarse un imperio, forjarse el llanto, arrepentirse una guerra. Pudieran florecerte los labios, surgir esperanzas, rechazarse un deseo, cuartear el sentido, obnubilar la duda, agriarse el pesimismo, retoñar abandonos, imponerse certezas. Amilanarse un ejército, derretirse una desgracia, retroceder un progreso, alumbrarnos la sombra, desubicarse una fe, acercarse el final, zanjar la lejanía, humanizarse un sueño o desangrarse la luz o abolirse una pena.

Hasta después: un trecho tan extenso como impreciso. Podría urgir la realidad, obstruirse la mar, interrumpirse un odio, sucumbir la imprudencia. Presentarse la suerte, extinguirse la arena, curvar el horizonte, enamorarse el humo, encallar una nube, renovarse las uvas, asomarse un descuido, redimirse un relámpago, descubrir otra luna, pudrirse una promesa. Generarse una tribu, actualizarse el antes, retrasarse un disparo, insinuarse un extremo, cristalizar un lapso, romper una marea. Diluirse la sed, sincerarse el pecado, propagarse el cariño, matarse una montaña, izar un universo, nublar la intransigencia. Desmentirse el azul, aumentar un rumor, extirpar la avidez, aminorar la hambruna, acomodarse el tedio, pretender la templanza, diluviar un poema.

Desde el ahora: un todo tan improbable como la misma nada. Puede sucumbir el instante, escucharse un idilio, reventar la sequía, obsesionarse el río, enfriar la ternura, defraudarse la tierra. Infectarse el dolor, ahorcarse el abuso, corporeizarse el aire, huir el firmamento, crepitar un abrazo, agrietarse un perfil, inflarse una calumnia, granar una sorpresa. Soldar la libertad, desandarse el camino, sobrevenir el triunfo, aceptar una culpa, desgastarse la historia, instaurarse el otoño, aullar el olvido, despoblarse la ausencia. Pronunciarse un crepúsculo, borrarse una tortura, necesitar un beso, prohibirse la muerte, ablandarse el acero, sospechar la pureza.

En el de ahora hasta después prende la libertad y ciega el día. Vibra la negación, se despliega un aroma, cicatriza un lamento, nos honra el enemigo, trascienden unas manos, ondea la paciencia. Se despide la nieve, el mundo se ilusiona, reluce la amistad, se adormece el destino, el corazón se incendia, relincha el infortunio, la rectitud estorba, oscurece la nieve, la piel se deshereda. Y se repite un huérfano. O el agua se rebela. Y destruyen las leyes. O la salud se expande. Y los seres se admiran. O la paz persevera.

(La Nueva España, 19-9-2012)

domingo, 16 de septiembre de 2012

Los días contados

Para Marian Suárez

Así se nos van los días de la vida.

La muerte está en nosotros como una adolescencia
y soñamos a veces con sus piernas de luto.
Como una decisión majestuosa.
Como el acantilado y el abismo.

La muerte está en nosotros como una enfermedad
y una costumbre.


jueves, 13 de septiembre de 2012

Tardes de cal viva





De Incertis III


Quién sabe si nosotros

los que abrimos las puertas,

los que hacemos camino,

los que no caminamos,

los que vemos la luz,

los que sentimos libre,

mañana no alcanzamos

nuestra propia

distancia.



Si todo se tratara de un silencio,

una lenta tristeza

y un silencio

como cuando en la infancia

se alejaban los circos.



Si alguna tarde al pálido

perfume de la siega,

cuando el dorado sol de junio

alarga el día,

pagaremos el canto de los jilgueros

jóvenes,

que ya no volverán al volumen

del mundo.

Si alguna noche

baja

de la noche una

estrella

y a sus ojos los hombres

no somos más que frío.


Postulación

Dame tus manos, mar. Oríllame

a tus alas. Arrástrame a la luz.

Sedimenta tu sed sobre mi voz caduca.

Ahógame en el fondo de tu forma

sin ángulos. Déjame

concebir el agua, corporeizarme

en líquido;

sentir que no naufrago

ahora

siempre

por ahora

y




para siempre.



Dame tus alas, mar. Abrázame

en tu hondura, alístame

en tus olas.



Aquí en la tierra no es libre ya ni el viento.

Sólo conozco

-ahora

siempre

por ahora-

la deriva.


Tarde encendida

No es sólo lo que ves. Hay mucho más. Detrás de cada línea vive la espera.

Quien te ofrece este gesto vio la tarde encendida y pensó que tal vez, al trasluz de sus dudas, pudieras asomarte a la belleza.

Sobre cada espiral fluye un deseo. Al borde del azul duerme la esencia.

(C) Aurelio González Ovies
Tardes de cal viva
http://blog.educastur.es/tardesdecalviva
Voz: María García Esperón
Música: The Refugee's theme. E. Karaindrou
2012

martes, 4 de septiembre de 2012

Otra vuelta de tuerca


Y yo, qué tengo que ver yo
con el espacio huidizo de esta tarde,
con esta luz que cae como tristeza azul
sobre las cosas,
en tanta prontitud.

Si soy la lejanía a qué he venido
tan cerca de la desposesión
¿para nunca permanecer, al menos
un instante, con algo entre los brazos
muy sumamente mío?
¿Para entender a medias la hermosura
y percibirla, ¡Dios!, así de inmensa?
¿Para estar recordando
en cada especie, en cada arrimadura, en cada
sentimiento que todo lo que está
es ya supervivencia de otras muertes?

(C) Aurelio González Ovies
Nadie responde
Voz: María García Esperón
Música: L. Einaudi
2012