jueves, 8 de abril de 2010

Nada en derredor


Esta noche no estoy desamparado,
no quiero detener el humo
ni espero que me convoquen las estrellas.
Esta noche me acompaño de mí
y al divisar, allá a lo lejos,
la infinidad del mundo posada en su fracaso
ya no me siento solo,
porque en mi soledad hay una muchedumbre
de equilibrio
y ese amor que se llama costumbre o compañía
se convierte en un número.
Esta noche soy uno, plural, conmigo a solas.