sábado, 27 de marzo de 2010

Beatitud


La luz. La tarde. El hombre.
El rebaño y el perro que regresan.
Las chimeneas que asoman sobre
octubre.
El pueblo y su silencio azul de cal y hortensias.
Vale la pena ser mortal y carne.

Tanta beatitud, un mirlo canta,
merece nuestra ausencia.